Coger un pincel, colocar un bastidor... Abrir la ventana de un atormentado alma...
Finalizando una obra, podía llegar a ver el principio de otra, hasta vomitar en mis cuadros, todo el miedo, la angustia y tristeza, que llenaron esa páginas blancas de imágenes, colores, formas...
Comentarios de un pintor que me decían que estaba pintando con las entrañas...
domingo, 28 de agosto de 2011
El sátiro callejero.
La hipocresia es una de las diosas reinas de nuestra sociedad, y la maldita apariencia su religion, sus fieles adeptos, pululan por todas partes.
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